En estos
tiempos modernos, uno de los principios que se está perdiendo entre las
personas y, por ende, en las organizaciones es la ética. Todas las personas
deberían comportarse de acuerdo con las normas éticas basadas en principios
como el respeto, la tolerancia, la honradez, la puntualidad, la
responsabilidad, el trabajo en equipo, la solidaridad, la visión de futuro,
etc. Estos
principios no sólo deberían practicarlo quienes están en una posición de
autoridad o responsabilidad, sino todos los colaboradores de una organización o
empresa. Está comprobado que cuanto más ética es una organización, más exitosa
será en su desarrollo institucional. El liderazgo demanda de quienes lo
practican o asumen, una ética comprobada en el sentido más lato de la palabra. La nueva cultura organizacional exige que los colaboradores adopten o
tengan muy en claro cuáles son sus principios éticos. El comportamiento de las
personas, aún de su “vida privada” influencia mucho en las decisiones e imagen
de la institución.
Una persona que realiza prácticas poco éticas o contra el pudor, es muy
probable que no sea de confianza en la organización. Por ejemplo, un trabajador
alcohólico nunca estará frente al manejo de dinero o activos, así sea muy
competitivo, porque existe el riesgo que actúe irresponsablemente y afecte a la
empresa.
En el mundo de los negocios financieros, se insiste que el analista o
asesor de créditos sea ético en todo, aún en la evaluación de los clientes.
Esto es clave porque una correcta evaluación crediticia significa en el tiempo
evitar mayor morosidad, cumplimiento de metas, entrega oportuna del crédito y
proporcionar una fidelidad para el largo plazo. El caso contrario supone
contribuir con el sobreendeudamiento, morosidad, mala cartera, incumplimiento
de metas y riesgo crediticio latente. Por ello se exige que el analista, asesor
o promotor debe seguir una misión, visión y valores de la empresa, procurando
alcanzar los objetivos organizacionales.
En el liderazgo se da el ejemplo con la vida que lleva la persona. No es
suficiente el conocimiento o la experiencia, sino la vida que refleja el
director, gerente, jefe o colaborador.
Por esa razón, es interesante saber que ahora en las corporaciones o
empresas globales, el principio ético está contenido en el planeamiento
estratégico de las organizaciones. Ello permitirá, trabajar los planes de
contingencia, buscar la excelencia y la calidad de manera constante y
consistente, cumplir con los objetivos, trazar planes y asegurar el retorno del
crédito, por ejemplo.
Recuerden
que el liderazgo no es una técnica o estrategia. Es un estilo de vida que
refleja la integralidad de la persona.
No vamos a insistir en la parte técnica del trabajo del colaborador
porque eso se sabe desde el inicio. Sin embargo, si se debe conocer la misión
de la organización para saber qué derrotero seguir. Este aspecto es fundamental
para insistir en los principios éticos de las personas.
Nunca olvidemos que los valores marcan la dirección de la empresa; Por
ello los colaboradores deben saber enunciarlos. Somos testigos que muchas
veces, cuando se desconoce este concepto, los colaboradores sólo cumplen lo que
tienen que hacer, algunas veces no totalmente, termina el horario de trabajo y
se retiran. No hay luego una conciencia de que no se cumplieron los objetivos
del día.
El colaborador líder que práctica principios éticos, es muy probable que
esos mismos principios los aplique al momento de interactuar con un cliente. No
se trata de vender o comprar un bien o servicio nada más. Supone analizar qué
tipo de personas es, cómo se comporta en su negocio, qué principios éticos
tiene, cómo actúa ante determinados problemas de la vida, si es una persona
responsable y honesta, entre otros aspectos. No hay mejor cosa que un exitoso
cierre de ventas, porque no sólo se ha vendido un producto o servicio, sino que
se ha ganado un cliente que con el tiempo será un amigo que contribuya con el
desarrollo de la organización.
Recuerde que la moral es la noción de hacer el bien o el mal. Es decir,
se debe saber evaluar si la persona que busca un bien es íntegra. Los valores
se refieren a las buenas costumbres morales que debe haber en cada persona. Es
decir, ya no se trata de hacer el bien o el mal, sino qué tipo de principios
tiene en su vida.
Ética es la ciencia
que enseña las obligaciones del hombre en cuanto a su conducta. Es decir, cuál
será la actitud de la persona que solicita el crédito ante el crédito mismo. El
analista debe saber proyectar en el tiempo.
En toda organización se pretende
alcanzar los objetivos. Un objetivo organizacional es una situación
deseada que la empresa intenta lograr. Es la imagen que la
institución busca para el futuro. Al final de cuentas los objetivos son los
fines hacia los cuales está encaminada la actividad de la organización. Un buen
líder sabe eso.
Del principio ético también se desprende el entrenamiento. El líder sabe
que por mucha experiencia o conocimiento que tenga, los tiempos modernos y las
nuevas tendencias que trae la globalización y el uso de las tecnologías de la
información, siempre habrá cosas nuevas por aprender.
Para el
líder ético, la capacitación continua es
fundamental para perfeccionar tecnologías, metodologías, estrategias y
procesos. Por la complejidad de esta herramienta de carácter social y los
constantes cambios, especialmente en el rubro del desarrollo económico, es muy
importante el auto entrenamiento.
Es
necesario seguir mejorando los servicios que se brindan, pero también
perfeccionar las metodologías que se utilizan al interior de la organización.
Por
ejemplo, la tecnología crediticia exige cada vez nuevos patrones de acuerdo con
la actual realidad nacional, pero al mismo tiempo acorde con los estándares
internacionales. Éstas responden a necesidades del mundo contemporáneo como
nación emergente, cuya economía crece cada día más, pero al mismo tiempo
mantiene tendencias de exclusión social en zonas urbano-marginales de la costa
y en comunidades rurales de la sierra y selva.
La
competitividad demanda también mayor capacitación especializada en los cuadros
gerenciales en materia de gestión empresarial, controles internos,
administración de los riesgos empresariales, gobierno corporativo y reputación
organizacional. Esta competencia debe comprometer a los directorios, gerencias,
jefaturas y personal en general.
Desde
esta perspectiva, es importante invertir en el entrenamiento que requieren los
colaboradores.
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