Un líder
tiene que ser un visionario en el sentido más lato de la palabra. Según la Real
Academia Española (RAE), el visionario es una persona que tiene o cree tener visiones o
revelaciones sobrenaturales. Anuncian siempre el fin del mundo cuando cambia el
milenio. Se vincula a la poesía con el misticismo y con el carácter visionario.
La RAE también afirma que es una persona que provoca en la mente imágenes o
estímulos que se perciben como reales sin que tengan existencia verdadera.
De eso se trata
cuando afirmamos que el liderazgo es visionario. El líder debe tener una visión
de futuro. Debe proyectar o imaginarse escenarios de largo alcance y prepararse
para afrontar con éxito esos escenarios.
El líder se debe
distinguir del resto que él ve más allá de sus narices. La gente común y
corriente ve lo que tiene al frente y actúa en función a lo que ve. El líder se
proyecta más allá y analiza la situación desde diversas perspectivas. No mira
el árbol, mira el bosque.
Cuando nos concentramos
sólo en mirar el árbol no tendremos oportunidad de ver el bosque porque el
tronco, ramas y hojas del árbol no nos permite observar todo el panorama. Nos
concentramos tanto que creemos que la situación es así, tal como la vemos. No
hay otras perspectivas.
En cambio, cuando
miramos el bosque la situación cambia y el árbol que teníamos al frente es sólo
un elemento más el panorama. El líder mira el bosque y si se presenta un árbol
lo quita para mirar todo.
En los diversos
escenarios que un líder proyecta o se imagina, deberá saber “leer” la realidad
social, empresarial y organizacional. ¿Será suficiente con “leer”? No, también
saber interpretar esa realidad. “Leer” es darse cuenta de lo que pasará.
Interpretar es tomar acciones para estar preparado para esa nueva realidad.
Requiere una dosis de experiencia, conocimiento y expertise.
A menos que la
realidad dependa de factores foráneos, el líder deberá añadir a su conocimiento
y experiencia un poco de la administración integral de los riesgos. Le ayudará
mucho a minimizar los posibles siniestros y a tomar acciones previas de
prevención. Por eso insistimos que nadie nace líder, se podrá nacer con ciertas
habilidades nada más. El liderazgo se aprende y eso depende de cada persona.
Las habilidades
podrán sí ayudar a aprender más rápidamente el liderazgo, e incluso prepararnos
mejor, pero todo se aprende en la vida. ¿Todos pueden ser líderes? Si todos
llegamos a este mundo dotados de ciertas habilidades y podemos aprenderlo en la
vida, sí es posible.
Pero como todos
sabrán, hay personas que prefieren, por ejemplo, trabajar para otros y ser
siempre dependientes, al margen de su profesión o habilidad. Sin embargo, hay
gente emprendedora que se traza un camino y buscan siempre salir adelante.
Generalmente un emprendedor tiene una buena dosis de liderazgo en su vida.
Algunos llegan a ser excelentes líderes. Cualquiera puede ser hábil y virtuoso
en algo, pero no cualquiera es un líder.
TIEMPO
¿Eso qué significa?
Significa tiempo, dedicación y confianza. Tiempo porque requiere de procesos y
como todos sabemos, un proceso para que madure necesita de tiempo. Nada se hace
de la noche a la mañana. ¿Pero si no hay tiempo? Hay situaciones que requieren
de soluciones rápidas porque recién se han presentado, pero son situaciones
contadas.
El proceso supone
etapas y, por lo tanto, madurez. El crecimiento no es rápido, necesita un
tiempo que al final será el mejor aliado del líder. Una persona que suele hacer
las cosas con rapidez y muchas veces el resultado es fatal, no es sabio, y
tampoco un líder. Toda acción requiere una reflexión. ¿Cuál será la reacción?
¿Cómo se comportará? ¿Qué pasará después? ¿Cómo debo proceder? ¿Habrá
afectados? Todas estas interrogantes deben ser contestadas por el líder y su
equipo. (Se supone que un líder tiene equipo. Ningún líder trabaja solo).
DEDICACIÓN
La dedicación está
involucrada con la capacitación o entrenamiento. Se requiere que el líder sepa
capacitarse y saber qué cosa hacer. Una persona que actúa llevado por sus
impulsos, podrá ser un gritón, un malhumorado, un vulgar, etc., pero nunca un
líder.
El líder debe
dedicarse al “problema”, situación o circunstancia. Es el capitán de la nave
que debe anclar en un buen puerto. Esa dedicación también es visionaria y debe
aplicar todas las pautas de la visión de futuro, que al mismo tiempo es un
proceso (tiempo).
Ello supone conocer
a las personas y saber cuál será la reacción del equipo. El líder invierte
tiempo en su equipo, los capacita y les enseña el camino a seguir. Todo ello
forma parte de la visión de futuro, que empieza en la mente y corazón de una
persona, pero que pronto la comparte con el resto del equipo.
CONFIANZA
Aparte del
tiempo y dedicación, el líder requiere de confianza en sí mismo. Una persona
que está segura de lo que hace será capaz de llevar por buen camino a su equipo
y superar los obstáculos que encuentra en su camino. La confianza es también
saber cuál es el camino correcto por donde transitar y qué decisión tomar.
La
confianza, está intrínsecamente ligada al tiempo y dedicación. Estar seguro de
sí mismo o ser una persona segura, supone, no solamente haberse capacitado,
sino contar con otros elementos que aprendió desde la niñez.
Una persona
con traumas o complejos no podrá ejercer a plenitud el liderazgo. Podrá tener
un puesto de responsabilidad y tener personas a su cargo, pero no ejercerá un
buen liderazgo.
Entonces, un
líder debe saber soñar y “visualizar” posibles escenarios futuros y prepararse
con anticipación para las nuevas realidades. El soñar no es malo sí sólo es un
sueño que impulsará una acción. Pero si es algo que nos deja inactivos y
soñamos con las glorias pasadas, entonces todo quedará ahí. No debemos soñar ni
con las glorias pasados ni con las experiencias negativas porque en ambas nos
inmovilizarán y no permitirán que avancemos.
Soñemos en
grandes, vislumbremos escenarios futuros y busquemos soluciones anticipadas.
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