jueves, 15 de febrero de 2018

EL LIDERAZGO ES INTEGRADOR

La integridad es la base del liderazgo. Pero, ¿qué es integridad? Es la actitud positiva de una persona que trascenderá por el estilo de vida que tiene. El liderazgo implica tener una actitud positiva. Es hacer las cosas, pero hacerlas bien. Hacer lo contrario es mediocridad. ¿Por qué afirmamos que el liderazgo es integrador? Porque es un estilo de vida completo. Mucho se ha escrito acerca de ello, e incluso, hay diversos programas que lo promueven en todo el mundo. En el ámbito empresarial, el liderazgo juega un rol importante en el crecimiento de las organizaciones y en la toma de decisiones, incluyendo la adecuada administración de los riesgos organizacionales.

Incluso, hasta los gurúes modernos nos hablan de la competitividad y eficiencia basada en el liderazgo. Hay diversos modelos y estilos que transitan desde la correcta gobernanza hasta la eficiente dirección.
En el sentido más lato de la palabra, el liderazgo integral, predominó hace más de dos mil años y está estrechamente vinculado, también, con la educación. Es decir, el liderazgo integral basado en el servicio y el ejemplo.
El lector habrá notado que existen líderes que son motivadores por excelencia y otros que logran metas, venciendo todos los obstáculos que se presentan en sus caminos. Es más, los resultados son los que hablan, y muchos de ellos son muy buenos. Sin embargo, en algunos casos, quienes ejercitan esos “liderazgos” son personas difíciles de soportar. Son autoritarias, déspotas, creídas, orgullosas, vanagloriosas, mentirosas, egoístas, no aceptan consejos, etc., etc. Es decir, sus vidas no reflejan lo que dicen y es fácil “leer” sus vidas. Hay un divorcio entre la palabra y la práctica.
Conocí a un “motivador” que fue un excelente promotor del liderazgo. Un día lo esperaba en el hall de un hotel para hacerle una entrevista en mi calidad de periodista y cómo él no me conocía, salió fumando un puro y todo el humo lo “arrojó” sobre mi cara. No me pidió disculpas, sino que caminó algunos pasos para buscar al periodista que lo debía entrevistar. Ese día quedé totalmente decepcionado del liderazgo que pregonaba.
Conozco a otro “motivador” que representa a una excelente universidad peruana. En cierta ocasión, después de su alocución en una conferencia empresarial, nos acercamos para hacerle algunas preguntas. El hombre se fue de largo, no nos atendió y encima vociferó algunas palabras altisonantes. En un último certamen empresarial, pidió desde el podio que nadie le tomara una foto. Bueno, ya se creía un “semidios”. Es decir, en términos del espectáculo, se cree un “divo”, aunque no lo es.
En el periodismo se ven muchas cosas. Hay un excelente periodista que goza del “prestigio” y “credibilidad” en sus entrevistas. Sin embargo, quienes han trabajado con él, saben que hasta recuerda a las madres de sus redactoras. Su conducta está divorciada de su “liderazgo periodístico”.
El liderazgo integral está basado en el ejemplo, por un lado, y en el servicio por el otro. Un verdadero líder está al servicio de los demás. En realidad, es un servidor. Los buenos generales no son los que desarrollan una excelente estrategia para la victoria en un gabinete o escritorio, sino aquellos que van al frente de su tropa y el pelotón lo sigue, dándose en “alma, cuerpo y vida”, porque su general y líder está adelante.
Obviamente que el liderazgo requiere de autoridad, pero de una autoridad ganada en la cancha. Los seguidores deben saber que su líder conoce el camino dónde transitar, sabe acerca de los peligros, no los expone a incertidumbre alguna, tiene vocación de servicio, comparte la visión de futuro y está al frente en todo.
El verdadero liderazgo es servicio. Un líder que quiere influenciar positivamente y ser ejemplo de los demás, debe demostrar que está dispuesto a servir en la medida de sus posibilidades. No es fácil servir en estos tiempos modernos cuando todos quieren ser servidos. En los ámbitos empresariales, castrenses y académicos, muchas veces, se toma al servicio como una actitud de menor jerarquía.
El buen líder motiva con su ejemplo y servicio. En la actualidad hay muchos modelos de liderazgo, pero aquel que deja huella, que transciende, definitivamente es el liderazgo del servicio. El adagio popular dice: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.
Siempre es bueno recordar que al líder no lo hace la posición que tiene en la organización, ni tampoco su autoridad. Menos el rango, status social, dinero, poder, reputación o popularidad. Cualquier persona puede ser jefe o gerente, pero líder no es cualquiera. En el mundo de los negocios, el verdadero liderazgo no es gerencia, jefatura, puesto o autoridad. Eso lo puede lograr cualquier persona que por amistad o suerte llega a esos puestos de confianza.
En las finanzas populares y economía solidaria, como en cualquier tipo de industria o actividad comercial, pueden existir presidentes de directorios, directores, socios, gerentes, jefes y altos ejecutivos, pero no todos son líderes. Líder es alguien que logra metas. Sus hechos y logros hablan por sí solo.
El liderazgo no es algo que se adquiere por naturaleza y viene con la persona, se aprende en el camino. Una persona puede nacer con ciertas habilidades que podrán hacer más fácil el aprendizaje, pero hay que aprenderlo. Nadie nace honesto, generoso y servicial, esas virtudes se aprenden y se forjan en el hogar. Si tenemos que resumir en una palabra qué es el liderazgo, simplemente diríamos que es “influencia” en el sentido más lato de la palabra.

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